La Torre del Azeytuno, fue en la Granada musulmana un ribat; una torre con función defensiva y usada también como lugar de culto.
Tras la expulsión de los moriscos del reino de Granada en 1571 las murallas y la Torre del Azeytuno dejaron de tener funciones defensivas, y todo cayó en el abandono. En 1671 el arzobispo don Diego Escolano y Ledesma ordenó su derribo, construyéndose en su lugar la ermita de San Miguel Alto, dedicada al arcángel San Miguel, una de las devociones más fomentadas por los Austrias Menores, como vencedor del Pecado y la Herejía, terminada en 1673. Además, el cerro del Azeytuno era conocido como Monte de los Ángeles , lo que explicaría también la elección del arcángel San Miguel como patrono de la ermita.

Detalle de la Torre del Azeytuno en la Batalla de la Higueruela, Fabrizio Castello
El culto a San Miguel perdió mucha fuerza, y en el ocaso del siglo XVIII, el templo fue casi abandonado, siendo usado por las tropas napoleónicas para colocar en su emplazamiento un fortín provisto de baterías. A mitad de septiembre de 1812, al abandonar la ciudad, las tropas invasoras hicieron detonar el edificio, reduciendo a escombros toda huella histórica de la ermita barroca, sirviendo sus materiales para hacer la explanada de la colina.
La ermita fue reedificada en 1815, y ampliada por último con un camarín en 1883.
Abu-Hamid el Andalusí transmite la leyenda, transcrita por Seco de Lucena, de que en este lugar hay un olivo que florece, cuaja y sazona sus frutos en el mismo día.
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